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lunes, 16 de noviembre de 2015

Con Gálvez en la toma de Pensacola (1781) en el lienzo de Augusto Ferrer-Dalmau




Una imagen más para la historia, y para nuestra memoria, la de este cuadro de Augusto Ferrer-Dalmau que presidirá la gran exposición «Bernardo de Gálvez y la presencia de España en México y Estados Unidos» que abrirá sus puertas en la Casa de América próximamente. Es una ventana a uno de los grandes episodios, aunque todavía poco conocido, de la ayuda que nuestro país prestó a las Trece Colonias para independizarse de Inglaterra. El público lo podrá contemplar en Madrid a partir del próximo día 4 de diciembre, como una de las más destacadas piezas de la muestra. El lienzo, de 180 por 150 centímetros, se titula: «Por España y por el Rey: Gálvez en América» y recoge una escena de la batalla de Pensacola.
El cuadro representa, en palabras del pintor, «uno de los ataques británicos a las posiciones españolas que cercaban Pensacola, intentando romper el cerco, y su puesta en fuga dejando sus muertos y bandera abandonados en el parapeto hispano». La exposición dedicada al héroe español de la independencia de EE.UU. está comisariada por el teniente coronel José Manuel Guerrero Acosta y ha sido posible gracias al patrocinio de Iberdrola.
¿Por qué ha elegido ese título? Ferrer-Dalmau, conocido como el pintor de batallas por su especialización en renovar la imaginería de los hechos militares de la historia de España, comenta a ABC que lo escogió «porque ese siempre ha sido el grito de guerra de nuestros ejercitos a lo largo de los siglos, y porque con este lema los españoles hemos hecho grandes proezas militares». Según subraya, «quizás la disciplina no esté entre nuestras mayores virtudes, pero sí la lealtad».

Historia de los contendientes

Fragmento del cuadro
Fragmento del cuadro
El pintor ultima la figura de Gálvez
El pintor ultima la figura de Gálvez
El lienzo resume, con la brillante técnica de Ferrer-Dalmau, la complejidad de aquella época y de aquella sociedad en una sola imagen, pero nos cuenta varias historias. Primero el héroe: «He pintado a Galvez en lo alto del parapeto, orgulloso, firme y sereno, viendo como huye el enemigo -nos relata el pintor de batallas-. Sus soldados, al igual que Gálvez, muestran la suciedad el sudor y el polvo en sus uniformes, y muchos pequeños detalles, que nos permiten viajar en el tiempo hasta esa época».
Augusto Ferrer-Dalmau explica con pasión esta historia íntima de cómo ha logrado representar aquel momento, casi parece que ha estado allí, por la intensidad de su relato. Se lo comentamos y se ríe: «Casi me parece a mí lo mismo a veces, después de tanto tiempo documentando e imaginando la escena y el contexto histórico». Gracias a la ayuda del experto en uniformes Luis Sorando Muzas, la fidelidad de todo lo que aparece en el cuadro es notable.
«Vemos diferentes atuendos: el Regimiento de Navarra, el más numeroso de cuantos participaron en el cerco, con sus uniformes blancos con vueltas rojas, hoy recreados por la famosa Asociación “Granaderos de Galvez” -nos cuenta-. Y luego están los fieles infantes americanos del Fijo de la Luisiana, con sus puños azules. También el tambor y un artillero con sus casacas azules y rojas, defendiendo su pieza tras el asalto, ¡y no te olvides de mentar a los voluntarios ligeros catalanes!».

Sangre catalana

Lo pide y lo explica así: «He querido dejar constancia de la presencia del 2º de Voluntarios de Cataluña, con el soldado de azul con divisa amarilla que hay a la derecha, pues nosotros, los catalanes, a lo largo de la historia de España, hemos estado presentes en todas las contiendas regando con nuestra sangre los campos de batalla igual que nuestros compatriotas y muchas veces como voluntarios». Ahí es nada, con la que está cayendo.
Gálvez creó el primer ejército interracial, o multicultural, y en el cuadro está un soldado negro: «Es del Batallón de Morenos de La Habana, que eran hombres libres, que solían llevar un atuendo peculiar de color rojo, pero que en campaña lo ocultaban bajo un casacón azul y que combatieron allí junto con los hispanos», recuerda el pintor.
Para los aficionados a la historia, cabe añadir que las diferentes secuencias del proceso de carga y disparo del fusil de sílex están presentes en diferentes figuras. Licencias se ha tomado: «A uno de los soldados lo pinté con el casco de pluma, entonces ya en desuso, porque representa a un veterano. Y también he puesto bigote al fusilero catalán, dándole un aspecto mas fiero, pese a que ya solo estaban autorizados a llevarlo los granaderos y la caballería».
En la muestra se podrá ver el mapa original utilizado en la conquista de Pensacola y numerosas piezas de archivos y museos, además de una maqueta interactiva.

Un culto soldado español del XVIII

En la introducción al catálogo que prepara el comisario de la exposición, José Manuel Guerrero Acosta, se subrayarán rasgos de la personalidad y dotes de mando de Gálvez que no son los más conocidos: «Su carácter era abierto y jovial y era aficionado a la música, compositor de tonadillas, y espectador frecuente del teatro y los toros». Pero también era un conocedor de los avances técnicos del XVIII como los aerostatos. «Como militar, fue apreciado por sus subordinados» -continúa Guerrero Acosta- y muy favorable a emplear la fuerza proporcionadamente. «Cabe destacar la importancia que concedió Gálvez a evitar cualquier daño a la población y propiedades en Pensacola, exigiéndoselo al gobernador británico nada más comenzar el ataque y tomando medidas para evitarlo por parte de la artillería y Armada españolas». Un territorio poco poblado hacía valioso cualquier bien existente.
También destaca el comisario que, «siguiendo las instrucciones directas del rey Carlos III, expulsó a los británicos del Golfo de México y ayudó estratégica y económicamente a las Trece Colonias norteamericanas en su independencia». Esta exposición tratará de mejorar el recuerdo de todos esos hechos decisivos en el nacimiento de la primera democracia en el Nuevo Mundo.
Enlace de la noticia en el periódico ABC